Su legado debería estudiarse en la academia donde hoy se forman los periodistas, ya que Bañados entendía a la profesión como de servicio público y no como una actividad comercial.

Por Sergio Campos Ulloa

La partida de Patricio Bañados Montalva nos provocó un gran dolor a quienes vivimos en la relación mediática, especialmente audiovisual.

Un referente para mucho de nosotros que nos ha tocado experimentar un mundo trepidante. Lo conocí en los tiempos de la guerra fría cuando el ascenso del gobierno popular se plasmó con la llegada a La Moneda del médico Salvador Allende.

Patricio, ya era voz consagrada de la radio y había participado del proyecto de televisión de nuestro país, que se había acelerado con la próxima justa mundial del fútbol en tierra chilena.

La Universidad de Chile, que en 1922 había iniciado la era radiofónica, ahora estaba a la vanguardia en la puesta en escena de la imagen y el sonido a distancia.

Corría la década de 1960. Raúl Aicardi lo convocó junto a otros destacados aventureros para impulsar un medio que lo tendría como protagonista por su versatilidad como comunicador.

Locutor, periodista, presentador, animador, relator deportivo, narrador de historias, dan cuentan de su talento siempre animado por el rigor en los datos y antecedentes de su entrega mediática, expresada siempre con sobriedad y muchas veces con sentido del humor que se permitía, dada su amplia expresión cultural.

En Chile, resistió los embates del terrorismo de estado como conductor del noticiario El Diario de Cooperativa en la segunda mitad de la década de 1970. Televisión Nacional (en manos dictatoriales) lo fustigó para que dejara esa responsabilidad.

En otro episodio como lector de noticias del canal de la Universidad de Chile (controlado por militares), se negó a leer una serie de epítetos y descalificativos contra el expresidente de la república, Eduardo Frei Montalva.

Ocurría la primera concentración pública en el Teatro Caupolicán en 1980 y el texto decía que se había reunido una turba de comunistas y violentistas con grupos subversivos y que Frei, con la majadería de siempre, estaba pidiendo una Asamblea Constituyente para alterar el orden público.

Terminó el noticiario y Bañados fue despedido. Una vez me comentó entre serio y sonriente: “menos mal que no me fusilaron”.

Patricio Bañados tuvo tal reconocimiento internacional, como que fue parte protagónica de la radio Nederland de Holanda, de la Televisión Española (RTVE) y nada menos que de la BBC de Londres.

La honestidad fue una de las virtudes esenciales de este comunicador, ya que podemos decir que fue una buena persona y como diría el ensayista y poeta polaco, Ryszard Kapuscinsky, si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias, decía.

Su legado debería estudiarse en la academia donde hoy se forman los periodistas, ya que Bañados entendía a la profesión como de servicio público y no como una actividad comercial.

Patricio, fue un profesional de excelencia y sobre todo un tremendo humanista.