El Parque de la Paz “Villa Grimaldi” fue el escenario al que invitara el Museo de la Memoria, ambas entidades amenazadas por la decisión de la Cámara de Diputados y Diputadas de rechazar las partidas presupuestarias estatales para 2013 al Instituto de Derechos Humanos y sitios de memoria en todo Chile.

Por José Luis Córdova. Periodista

Inevitablemente se transformó en un acto de resistencia la ceremonia para develar una placa en memoria de la joven periodista Diana Arón Svilinsky, asesinada por agentes de la dictadura hace 48 años y cuyos restos no aparecen hasta nuestros días.

El Parque de la Paz “Villa Grimaldi” fue el escenario al que invitara el Museo de la Memoria, ambas entidades amenazadas por la decisión de la Cámara de Diputados y Diputadas de rechazar las partidas presupuestarias estatales para 2013 al Instituto de Derechos Humanos y sitios de memoria en todo Chile.

El ejemplo de lucha, compromiso y consecuencia de Diana refulgió en la carpa instalada en el parque donde el cantautor Francisco Villa y un impresionante coro “popular y comunitario” de Recoleta animó el acto solemne convocado también por la asociación judía “Diana Arón”.

Entre emotivas intervenciones de representantes del Consejo Nacional del Colegio de Periodistas, Villa Grimaldi, el Museo de la Memoria, la Asociación Judía y familiares de la joven dirigente del MIR detenida desaparecida  desde el 18 de noviembre de 1974.

Su pareja de entonces, Luis Muñoz González (padre de la niña que llevaba en su vientre al ser asesinada) reseñó la personalidad de Diana y la vigencia de su pensamiento y acción, mientras su hermana, la catedrática de la UC Ana María Arón hizo un especial llamado a la paz, pero sin impunidad, mientras el periodista José Luis Córdova se refirió a su amistad con Diana cuando ella hacía su práctica profesional en el canal 13 de televisión de la UC y su sobrina y un sobrino nieto mostraron inequívocamente la disposición de las nuevas generaciones para defender su legado de consecuencia, heroísmo y sacrificio por un Chile mejor.

El recorte presupuestario aprobado por una mayoría circunstancial en la Cámara Baja debe ser repuesto en el Senado para que las organizaciones de derechos humanos en nuestro país continúen bregando por justicia, reparación y no repetición ante la ofensiva negacionista de la derecha y sus aliados.