Hoy 18 de octubre de 2020, un Proyecto que tiene plena vigencia, libertad de expresión y profundización de la democracia.
-Hoy 18 de octubre de 2020, un Proyecto que tiene plena vigencia, libertad de expresión y profundización de la democracia.
-Un libro y diálogos con periodistas, académicos, estudiantes y con la comunidad -suspendidos por la pandemia- se reanudarán con seguridad
Hace un año, con entusiasmo y mística dimos inicio al trabajo del proyecto “Carta a los periodistas, memoria, libertad de expresión y democracia”, iniciativa del Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas de Chile, que es posible realizar gracias al financiamiento otorgado a través del Fondo 6% FNDR para proyectos de Cultura, Deportes y Seguridad del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago, y aprobado, por el CORE, el 4 de septiembre de septiembre de 2019.
El objetivo central de este trabajo es la publicación de un libro con fotografías y testimonios que relatarán cómo se creó la Carta a los Periodistas, medio de comunicación publicado bajo Estado de Sitio que, rompiendo el cerco informativo de la dictadura, impactó en la sociedad chilena, libro que se entregará, principalmente, a las bibliotecas de las Escuelas de Periodismo.
Al mismo tiempo, se programarán encuentros de difusión, en diferentes universidades para intercambiar ideas con académicos, estudiantes, vecinos y periodistas acerca de cómo se ejerció el periodismo en ese difícil momento.
Nuestra primera actividad -que se realizó hace un año- fue un acto académico con estudiantes y la comunidad, en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, precisamente el 18 de octubre. La invitada central fue María Olivia Monckeberg, Premio Nacional de Periodismo, dirigente del Colegio en la década del 80, reportera en la revista Análisis, y una de las impulsoras de la “Carta a los periodistas”.
A pesar de la pandemia y el confinamiento, seguimos desarrollando nuestro trabajo en relación a la edición del libro Crónicas bajo Estado de Sitio, que es la culminación del Proyecto. Los originales, escritos por los periodistas y dirigentes del Colegio que participaron de ese momento histórico, se trabajaron con la diseñadora –vía internet– en un proceso largo y no exento de dificultades. Pero lo estamos logrando. Además, fue difícil la recolección de fotos que ilustra gran parte del libro. Si bien contábamos con todas las imágenes en baja resolución, gentilmente cedidas por los reporteros gráficos, el proceso se hizo más lento.
Finalmente, pese a la falta del necesario contacto en directo del equipo, la tecnología nos permitió un valioso intercambio y hoy, este 18 de octubre de 2020, al cumplirse un año de inicio del Proyecto, existe un diseño definitivo, que está a punto de entrar en imprenta.
UNA HISTORIA QUE PERDURA
Era una historia olvidada. Como muchas de los tiempos de la dictadura. Ahora vuelve a la palestra para que todos la recuerden y tengan información cómo un grupo de periodistas, por un lado, y otro de líderes sindicales, universitarios y organizaciones sociales de la época, consiguió que la información no sufriera tanta mordaza entre noviembre de 1984 y junio 1985. Tiempo de Estado de Sitio y cuando los medios oficiales podían publicar casi exclusivamente lo que el gobierno quería.
No constituían noticias los allanamientos en barrios populares, las detenciones arbitrarias en plena Alameda o las exhibiciones ocultas de “Llueve sobre Santiago” o algún recital de Serrat, que llegaba en betamax y era exhibido en una junta de pobladores.
Fue una decisión del Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas, que gestionó entre sus miembros una simple carta, mimeografiada con las noticias. En ella, escribían plumas importantes y también periodistas jóvenes. Lo hacían en la sede de Amunategui 31, quinto piso. Y en simples máquinas de escribir. Vía oral y en forma clandestina se empezó a conocer este medio de comunicación alternativo.
Hasta la sede de la orden gremial comenzaron a llegar estudiantes, pobladores, colegios profesionales y hasta diplomáticos a retirar el papel noticioso, que luego era fotocopiado y distribuido por miles.
Durante ocho meses fue la única manera de llevar un registro de la contingencia social del país. Todo esto, entre noticieros de TV fielmente resguardados por editores afines al régimen y programas de TV distractivos; la idea era emborrachar con la buena onda del régimen. Onda que no existía.
¿Cómo se fraguó este trabajo? ¿Quiénes lo hacían? Es el tema del libro mencionado, donde cada cronista de la historia de “la Carta” expresa y evoca los recuerdos que más les marcaron en este quehacer. Los ocho meses vividos bajo estado de excepción impactaron de diversa manera a quienes realizaron esta tarea, que dio origen a un medio de comunicación creativo y valiente que informó de manera artesanal a los chilenos, de lo que estaba vedado.
Las jornadas académicas –que esperamos retomar en 2021- tiene como propósito dar a conocer a los futuros periodistas y a la comunidad de qué manera se enfrentó el ejercicio profesional, cuando la mayoría de los medios existentes fueron clausurados.
Eran tiempos en que no existía internet, ni celular y la única forma de reproducir la información era mediante escritura en máquinas de escribir y copias en papel calco, mimeógrafos, esténcil, o con fotocopiadoras que eran muy escasas y caras.
En el mundo actual de las RRSS esta actividad suena casi prehistórica y de los tiempos de Gutemberg, pero es lo único que se podía hacer en ese momento cuando la tecnología aún no daba sus primeros pasos en nuestro país y en tiempos cuando no primaba la razón y solo una “verdad” oficial era ley, aunque que no todos la compartieran.
Los jóvenes profesionales deben conocer estas historias, pero también las organizaciones sociales. Los dirigentes gremiales y estudiantiles de esos tiempos, arriesgando su vida, acudían al Colegio a buscar estas noticias en simples hojas de carta con las informaciones prohibidas, y ayudaban a su difusión en la comunidad.