No te olvidaremos y seguiremos tenaces luchando por la unidad, por el periodismo y por la vida que tanto amaste.

Por Oriana Zorrilla *

Querido Pepe Carrasco hablamos de ti en primera persona, porque estás en los periodistas que se niegan a bajar los brazos y siguen porfiadamente creyendo en que el periodismo debe ser un arma de lucha para conquistar la felicidad de nuestro pueblo.

Que debemos ejercerlo con verdad y con ética.

Con plena convicción sabemos que estás presente en la vida de miles de hombres y mujeres sencillos, quienes han escogido luchar reclamando por sus derechos conculcados, por construir una unidad tan esquiva y porque -con toda seguridad- saben que se puede hacer política y periodismo desde la dignidad,  desde la entrega.

Cada año para al aniversario del secuestro y asesinato de José Carrasco Tapia el 8 de septiembre de 1986, en represalia al atentado contra Augusto Pinochet, los periodistas, amigos y familiares se reúnen para honrar su memoria.

Margarita Pastene, Presidenta Nacional del Colegio de Periodistas, debió viajar a Alemania para vivir el duelo de la muerte de su esposo, donde vivieron un largo exilio.

Me ha solicitado que hable a nombre del Colegio de Periodistas, se lo agradecí con emoción, porque es la primera vez que lo hago, en estos 33 años en que hemos venido aquí para honrar su memoria. Y ¿cómo no hacerlo? si te conocimos allá en Los Aromos, en al Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile,  ennoviado con la Olivia, haciéndole ojitos a la Carola y cantándole al oído tangos y boleros a tus admiradoras.

Era un hombre alegre, chispeante, con sentido del humor y creativo.

Supimos de tus luchas sindicales, de los desencuentros políticos entre los izquierdistas, que en aquellas épocas parecían insalvables y que hoy se presentan casi como peleas de adolescentes, porque estamos ante una batalla superior y no es otra cosa que conquistar la unidad para construir un país donde la mediocridad, la corrupción y el individualismo  no torpedeen nuestra vida cotidiana.

Conocimos también de tus clandestinidades y de tus arrojos en dictadura, de tus prisiones, y de tus incansables luchas por la libertad de expresión.

Sabemos también que cada año mencionamos que eras periodista de Punto Final, miembro del Comité Central del MIR, que militaste en el MDP, trabajaste en Análisis, corresponsal de diarios de México, Argentina y Venezuela.

Siempre sostuviste que el periodismo y la política nos son adversarios, menos aún cuando están al servicio de la democracia y los derechos humanos.

Juntos, con muchos otros, hicimos marchas de mordazas, exposiciones de fotografías prohibidas, fuimos a buscar presos a las comisarias, acompañar a colegas que retornaban del exilio.

¿Cómo olvidar cuándo esperábamos en Pudahuel a tu gran amigo y maestro Mario Díaz? Había muerto en el exilio, pero quería ser enterrado en su Patria. Era un porfiado como tú y sí lo logró.

Nos entregaron su cuerpo a las dos de la madrugada. En el cortejo éramos tres autos de periodistas y una veintena de vehículos de los servicios de seguridad. No querían abrirnos las puertas  Amunátegui 31 y decidimos velar a Mario en el hall de acceso al Teatro Camilo Henríquez. No te doblegaron ni la represión , ni los dirigentes nombrados por la dictadura. Esa fue tu nobleza

Esa vez, venías en tu vieja renoleta con Silvia, tu compañera. Como no decirte que nos estremecimos de dolor cuando Luciano decidió partir y que, ahora,  seguimos  desde lejos los pasos de Iván, de Alfredo, de tus nietos.

Te asesinaron a los cuarenta y tres años, aquí, en este murallón, que algún día deberá convertirse en memorial para que le indique a las nuevas generaciones de chilenos que nunca más en Chile se debe asesinar a los hombres buenos.

“Soy periodista»,  le gritaste a tus asesinos.

Nos duele, aun nos duele, porque hoy somos muchos los que debemos gritar así. La libertad de expresión está en peligro y nos exige alzar la voz.

Muy bien lo saben Mauricio Weibel, Sergio Jara, Javier Rebolledo y tantos periodistas que ven amenazado su derecho a investigar. Lo saben quienes ejercen el periodismo en medios que están contra el sistema y que viven la incertidumbre de morir bajo las armas de fuego del libre mercado.

Este es un período en que la era digital y las nuevas tecnologías no consideran a los seres humanos y que vienen con su carga de montajes, noticias falsas y obscurantismo a lesionar la libertad de expresión, derecho humano esencial, porque a través de ese derecho, es posible reclamar el cumplimiento de todos los demás.

Querido Pepe Carrasco, no te olvidaremos y seguiremos tenaces luchando por la unidad, por el periodismo y por la vida que tanto amaste. Seguiremos tu ejemplo y te seguiremos amando más allá de la muerte hasta cambiar el sistema. Soy periodista.

*Presidenta del Consejo Regional Metropolitano del Colegio de Periodistas de Chile.


Coro las Voces de la Rebeldía, ex prisioneras y prisioneros políticos.



Oriana Zorrilla pronunciando el discurso en el acto conmemorativo.

Fotos: Erasmo López Ávila, Consejero Regional Metropolitano Colegio de Periodistas de Chile.