Ser cultos para ser libres como sentenció José Martí. Ilustrar al pueblo como reivindicó Recabarren.

Hugo Guzmán Rambaldi

Director El Siglo

Quedan 12 meses para que El Siglo cumpla 80 años de existencia. Se consagra como uno de los periódicos más antiguos y de incidencia en el escenario de la prensa nacional. Surgido en los tiempos de la linotipia, la tinta y el papel periódico, se desenvuelve ahora en la era digital y de multiformes plataformas comunicacionales.

Eso significa no solo haber pasado por distintas etapas del periodismo, sino también haber sobrevivido a distintos periodos sociales y políticos, en un ejercicio que abarca dos siglos.

Cuando Luis Emilio Recabarren emprendió la tarea de dotar al pueblo de su propia prensa, comenzando por El Despertar de los Trabajadores que luego daría vida a El Siglo, comenzaba el siglo XX con un dominio de medios pertenecientes a la oligarquía y sectores conservadores, y donde la impronta de La Aurora de Chile, con un contenido independentista y liberador, quedaba rezagada.

Ha pasado más de un siglo, y la situación no ha cambiado mucho. La inmensa mayoría de medios de comunicación son propiedad de grandes consorcios financieros nativos y trasnacionales y sostienen una línea editorial conservadora y anti popular. Los medios privados y monopólicos se llevan más del 80% del avisaje estatal. Más del 90% de radios y canales de televisión están en manos de grupos económicos nacionales e internacionales. Muchos de esos medios llegan a reemplazar a la derecha orgánica en sus intenciones ideológicas y convocatorias contra-transformadoras. Prevalece un sistemainstitucionalque permite y tolera la asfixia y acotamiento de la prensa popular, alternativa, independiente, comunal y regional. La prensa vinculada a sectores populares y de izquierda es estigmatizada con epítetos peyorativos para restarle credibilidad. Los medios conservadores alientan el inequitativo modelo neoliberal y una institucionalidad restrictiva en derechos.

Esos factores llevan a plantear que hoy en Chile hay una dictadura medial. Hay una imposición de un marco económico e institucional que promueve la uniformidad comunicacional y torpedea la diversidad comunicacional.

Eso explica, justifica y le entrega plena vigencia al objetivo de Recabarren de instalar y desarrollar medios de prensa que expresen sin ambages las ideas y los intereses del pueblo, de los trabajadores, de la gente humilde y de las organizaciones política y sociales transformadoras, de izquierda y populares. Los medios vinculados a causas emancipadoras contribuyen a derribar la dictadura medial y aspiran a instalar el mensaje de los sectores populares y ciudadanos.

Este periódico lo fundó un obrero tipógrafo, no un empresario multimillonario. Fue un medio vinculado al Partido Comunista, no a un grupo monopólico financiero. Allí está su raíz y lo que lo caracteriza hasta hoy. Hay una amalgama entre el origen y el presente.

Nada de lo anterior se esconde. No como otros medios que se adornan falazmente con una máscara de neutralidad o asepsia, cuando en realidad representan al empresariado, a los conservadores, a los que se oponen a las trasformaciones, que adhieren a la continuidad del modelo económico y político del Chile actual,lo que se constata cada día en sus contenidos y editoriales.

El compromiso editorial y con los intereses transformadores y del pueblo, le ha costado caro a este periódico, en episodios que algunos quisieran olvidar o soslayar. El Siglo vivió periodos de clandestinidad porque fue prohibido por la derecha política y dictaduras terribles. Muchos de sus periodistas y trabajadores fueron asesinados, torturados, desaparecidos, encarcelados, relegados y exiliados. A ellos, en estos 79 años, se les rinde un homenaje imperecedero. 

En las últimas casi ocho décadas hemos asistido a la evolución de las nuevas tecnologías de la información, a nuevos estilos y formatos en el periodismo, a la instalación de temas emergentes que dan cuenta de la nueva sociedad en que vivimos, a la polifuncionalidad en el ejercicio del periodismo y al uso de multiformes plataformas tecnológicas.

Son situaciones que en este periódico se tuvieron que asumir y reconocer, para darle continuidad a su labor informativa y analítica, siempre en medio de grandes carencias. Decimos hoy que, en ese contexto, se hacen esfuerzos por estar en Facebook, Instagram, Twitter, Youtube, en las redes sociales, pero no abandonamos la edición impresa como herramienta útil para llegar con nuestro mensaje. Creemos en la complementación de medios.

No perdemos de vista que estamos viviendo también los tiempos de la guerra de quinta generación, con instalación de “noticias falsas”, la “pos verdad”, el “miedo social”, de percepciones por encima de realidades, y operaciones comunicacionales expansivas de alto costo y alto alcance.

Eso plantea un desafío para los medios alternativos y populares. Pero es también un desafío para las organizaciones políticas y sociales de izquierda, populares y progresistas.

Estos son tiempos decisivos en la batalla comunicacional, que es la batalla de las ideas, es la batalla política e ideológica y es una batalla cultural. Si eso no se entiende y prioriza en el campo popular y de la izquierda, se ayuda a que esas batallas las ganen los sectores conservadores y la derecha orgánica que están claros en esta materia. Es algo que hace 79 años tuvo muy presente Luis Emilio Recabarren.

Algunos objetivos en ese marco es hacer un periodismo crítico, militante y creador. Contribuir al debate abierto, sin miedo a las ideas ni las voces diversas, y no sucumbir a prácticas o amenazas autoritarias, autoreferentes, sectarias, que dañan a la prensa popular y de izquierda.No perder de vista algo que hasta personeros de derecha hoy están constatando: Que los posteos, las cuñas y los breves caracteres no pueden desechar los contenidos, análisis y argumentos que solidifican los relatos y la instalación de propuestas y conversaciones en la sociedad.

Ser cultos para ser libres como sentenció José Martí. Ilustrar al pueblo como reivindicó Recabarren.

La era digital de los medios no puede reñir con la potencia de contenidos.

Al final del día, están plenamente vigentes los objetivos planteados por aquellos obreros tipógrafos, aquellos trabajadores del salitre, aquellas mujeres visionarias, aquellos intelectuales revolucionarios. La información veraz y el análisis agudo, la palabra emancipadora y transformadora, la difusión de las ideas e intereses del pueblo y los trabajadores, pasó de la linotipia y la tinta, a computadores y herramientas digitales, con la misma intencionalidad de mantener vigente la soberanía informativa, la voz de los sin voz, y el color de esta tierra, el rostro de este pueblo, y los contornos de una historia que el periodismo popular va construyendo cada día en cada edición.

Sin duda que El Siglo perdurará porque lleva el germen de un periodismo necesario, porque es una opción antela dictadura medial, y porque el pueblo y los militantes de las causas justas lo reclamarán en su existencia y su palabra como una herramienta para batallas emancipadoras presentes y futuras.